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lunes, 7 de marzo de 2016

Nicolás Guillén, el subversivo



Releyendo a Nicolás Guillén me ha resultado significativo que los poemas que escribió para satirizar a los gobiernos de la república precastrista, incluida la dictadura anterior, mantienen tal actualidad que un público desconocedor de las circunstancias en que fueron escritos, o del autor, pudiera pensar que se trata de textos escritos en y para la Cuba de hoy; pues lo que en 1959 parecía una alborada de libertad terminó convirtiéndose en otra dictadura.

Si alguien quisiera comprobar lo que afirmo sólo tendría que leer detenidamente las “Coplas de Juan Descalzo”. Por ejemplo, la copla III denuncia acciones que todavía permean el acontecer nacional, como las detenciones y la violencia empleadas contra quienes semanalmente asisten a la campaña “Todos Marchamos”. Así lo resumió esta cuarteta:

Noticias de buena fuente
denuncian hechos muy malos;
que están repartiendo palos
desde Oriente hasta Occidente.

Esta décima con estrambote y los dos últimos versos de la primera cuarteta de la estrofa final, pertenecientes a la misma copla, no necesitan comentario:

El hombre de vida honrada
y de limpio proceder
su casa tiene que ver
constantemente asaltada.

Sacándote de la almohada
Por la razón más banal
te acusan de un infernal
complot que te haría reír…

¡si no tuviera que ir
al cuartel de la rural!
¿Hasta cuándo, general?
¿Acaso es ser malhechor
decir la verdad de frente?

En la copla VI aparecen estos versos:

¿Elecciones? Musiquilla.
¿La democracia? Un cantar.
Aquí la cosa es durar
el mayor tiempo en la silla.

Hoy, quien trabaje para el gobierno cubano -y hasta quienes lo hacen por cuenta propia- están obligados en muchas ocasiones a informar detalles de su vida privada, sobre otros compañeros de labor o sus negocios; así como a formar parte de un sindicato controlado por el partido único y a cumplir estrictamente el proyecto ideológico que les imponen. De negarse, esa persona puede quedar desempleada. A ello se une la llamada 'búsqueda', término con el que se encubre el robo que muchos trabajadores practican a costa del gobierno para sobrevivir. Eso está presente en la copla VIII, donde Guillén interpela al popular Clavelito:

Mi querido Clavelito
me perdonarás seguro
que te ponga en un apuro
mas tu opinión necesito.

Si tu poder es bendito
(como asegura la gente)
dime, amigo, urgentemente
dónde pudiera encontrar
el modo de trabajar
sin llegar a delincuente.

Esta cuarteta de la copla XVI parece de hoy:

Cuba está desbaratada,
es toda un inmenso bache;
no hay quien llegue y no la tache
de ser isla abandonada…

Y en la copla XIX, escribió, refiriéndose a la dictadura de Batista, claro:

¿Dictadura? ¡Qué mentira!
Lo que hay aquí es dicta…dira
O una situación más rara:
Por ejemplo, dicta…dara
Tal vez cuanto veis ahora
sea tan sólo dicta…dora
O un régimen en salmuera
que llamaréis dicta…dera.

¿Dictadura? ¡Qué locura!
¡Llamar esto dictadura!
El que manda
y hace un año nos enyuga,
hundiendo al pueblo en un hoyo,
lo que tiene es dictablanda,
tierna y blanda cual repollo
de lechuga.

Los romanos inventaron la política de 'pan y circo'. Comprobaron que, mezclados inteligentemente, bastan para controlar al pueblo. Guillén recrea esta vieja política de forma magistral en la copla XXIII. A buen entendedor…

El carnaval terminó.
Lector, ¿usted se enteró?
Con la barriga vacía
y el cerebro maquinando
¿quién se puede divertir?
¿Quién va a sentir alegría
en nuestra Cuba, mirando
el oscuro porvenir?

El carnaval terminó
Lector, ¿usted se enteró?
Pero es bueno que se sepa
que el dolor no será eterno,
porque no todo anda mal.
Ahí está ¡viva la Pepa!
el carnaval del Gobierno.
¡Qué ese sí es un carnaval!

Otro poema que mantiene extraordinaria vigencia es “No sé por qué piensas tú”, perteneciente al poemario “Cantos para soldados y sones para turistas”, publicado en 1937. En vez de un revolucionario, el sujeto activo del poema, en el contexto de hoy, bien pudiera ser un opositor pacífico, aunque la recontextualización exige aclarar que los revolucionarios y los comunistas de entonces, de puros machos que eran, ponían bombas y asesinaban a policías y opositores, mientras que las armas de los disidentes de hoy es la lucha pacífica. En ambos casos, salvo raras excepciones, la figura del represor procede del mismo pueblo. Estoy profundamente convencido de que la oposición pacífica cubana debe alejarse del odio hacia sus represores. Todos somos hijos de Dios y en ellos también existe la posibilidad del cambio. En tal sentido los versos de Guillén continúan siendo válidos:


Al releer estos poemas he imaginado a un declamador diciendo estos versos en una actividad del MININT. Es posible que, si lo dejan terminar, tenga que ofrecer explicaciones muy detalladas ante los oficiales de la contrainteligencia y quizás reciba la orden de excluir esos poemas de su repertorio. Los hombres de las Suzukis leen poco o nada, pero nadie les gana en cuanto a suspicacias.

Roberto Jesús Quiñoes Haces
Cubanet, 27 de enero de 2016.
Foto: Tomada de El gran libro de Guillén

1 comentario:

  1. Nicolás Guillén
    Un lagarto verde

    Por el Mar de las Antillas
    (que también Caribe llaman)
    batida por olas duras
    y ornada de espumas blandas,
    bajo el sol que la persigue
    y el viento que la rechaza,
    cantando a lágrima viva
    navega Cuba en su mapa:
    un largo lagarto verde,
    con ojos de piedra y agua.

    Alta corona de azúcar
    le tejen agudas cañas;
    no por coronada libre,
    sí de su corona esclava:
    reina del manto hacia fuera,
    del manto adentro, vasalla,
    triste como la más triste
    navega Cuba en su mapa:
    un largo lagarto verde,
    con ojos de piedra y agua.

    Junto a la orilla del mar,
    tú que estás en fija guardia,
    fíjate, guardián marino,
    en la punta de las lanzas
    y en el trueno de las olas
    y en el grito de las llamas
    y en el lagarto despierto
    sacar las uñas del mapa:
    un largo lagarto verde,
    con ojos de piedra y agua.

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