Google
 

miércoles, 16 de julio de 2014

La prensa independiente: baluarte de nuestra futura democracia



Al historiador corresponde la difícil labor de desentrañar la verdad utilizando para ello, además de su propia experiencia e interpretación de los hechos, toda la información recogida a través de diferentes vías y medios. Es una tarea dificultosa y complicada pues el más minúsculo desliz puede poner en evidencia la imparcialidad e incluso la reputación del historiador.

Generalmente quien escribe la historia no es precisamente su protagonista e incluso puede pertenecer al bando de los perdedores. No siempre los ganadores tienen ese privilegio.

La historia de Cuba posee una característica esencial de acuerdo a los “ajustes” e “interpretaciones” conferidos por la propaganda oficial. Según esos “enfoques”, el descubrimiento de Cuba se trató de un hecho fortuito, un albur histórico. Jose Martí no fue el gran alentador de las ideas democráticas e independentistas, sino el autor intelectual del asalto al Moncada. El Partido Comunista siempre contó con el abrumador respaldo de la sociedad cubana, cuando en realidad solo alcanzaba, si acaso, el dos por ciento de aceptación en las contiendas electorales. Cuba era un país habitado por analfabetos, prostitutas y enfermos. La economía cubana estaba absolutamente dirigida por los grandes monopolios estadounidenses y la política exterior de Cuba se diseñaba en Washington. El embajador de Estados Unidos tenía más poder que el presidente de la Republica.

De acuerdo con esas “interpretaciones” Cuba era un fantasma aleteando sobre las aguas del mar Caribe, un espectro al que solo salvaría del fuego eterno un predestinado, un visionario, un redentor llamado Fidel Castro Ruz y su corte de ángeles y arcángeles.

La historia de Cuba comenzó a escribirse, entonces, el 1 de enero de 1959. Todo lo acontecido antes de esa fecha tenía un carácter delincuencial e indigno. Nadie quedó a salvo de la guadaña castrista pues el propósito consistía dejar a Cuba sin historia, y cuando un país pierde su historia lo pierde todo.

¿Fue posible mantener durante mucho tiempo aquella tergiversación y adulteración de la historia? Mucho antes del derrumbe del Muro de Berlín, incluso antes de que el debilitamiento del bloque soviético se hiciera más evidente, aparecieron en Cuba los retoños de un nuevo tipo de historiadores, inspirados en los padres fundadores del periodismo cubano, cuyas raíces se extienden más alla de los primeros intentos por sustraer a Cuba de su condición colonial. Aquellos rebrotes florecieron y recibieron el nombre de periodistas independientes.

¿Quiénes fueron los que instauraron, sin proponérselo, un nuevo enfoque de la historia? Los periodistas independientes. ¿Quiénes sacaron a Cuba del ostracismo y la manipulación? Los periodistas independientes. ¿Quiénes han contribuido a que las futuras generaciones tengan una referencia crítica e imparcial de la tragedia que ha ensombrecido a la nación cubana? Los periodistas independientes.

Muchos de esos periodistas independientes jamás habían redactado una noticia y no poseían la formación profesional que los calificara para ejercer el peligroso oficio. Solo contaban con la esperanza de sacar a Cuba de la oscuridad. Otros conocían los entretejidos del periodismo oficialista, cargado de consignas vacías y censura, incluso conservaban diplomas, títulos, reconocimientos otorgados por los medios oficiales. Habia de todo en aquel abigarrado escuadrón de partidarios de la verdad: poetas, narradores, ensayistas, críticos de cine, filósofos, trabajadores portuarios, escenógrafos, diseñadores, empleados de hotel, mecanógrafas y vendedores de caramelos cuyo apego a la autenticidad será reconocido por la historia.

Raul Rivero conoció el reducido espacio concedido a la creación periodística y decidió apartarse de aquella demoledora herramienta pulverizadora de talentos y devociones. Y creó Cuba Press. Le siguieron Jorge Olivera (Habana Press); quien redacta estas líneas (Lux Infopress); Carmelo Díaz (Agencia de Prensa Independiente Sindical de Cuba); Luis López Prendes (Buro de Prensa Independiente); Ricardo Gonzalez (Asociación de Periodistas “Manuel Márquez Sterling); Manuel Vázquez Portal (Agencia Decoro); Juan Gonzalez Febles y Luis Cino, fundadores del periodismo independiente desde el año 1995 y creadores en 2007 de la revista “Primavera”; Luis Rolando Arroyo, Edel Jose García, Iván García, Manuel Antonio Brito, Victor Manuel Domínguez, Tania Díaz Castro, Carlos Rios, Normando Hernández, Tania Quintero, Ana Luisa López Baeza y cientos de colaboradores anónimos dispersos por toda la isla.

Alcanzó el periodismo independiente un nivel de popularidad y credibilidad tan elevado, que el régimen infiltró en sus filas a un reducido grupo de envilecidos delatores cuyos nombres ya nadie recuerda, ni sus amos que los desprecian. Como los romanos.

Jamás en nuestra breve pero fructífera historia republicana se desató una ola de represión como la que se lanzó contra los periodistas independientes. Decenas de ellos fueron enviados a la cárcel en la llamada “Primavera Negra” del año 2003. En los ilegales registros practicados a sus hogares no encontraron artefactos explosivos, ni armas de fuego, ni panfletos incitando a la violencia. Solo hallaron notas de prensa, entrevistas, anticuadas máquinas de escribir, textos religiosos, fotos personales y familiares, publicaciones sobre derechos humanos, cámaras fotográficas y poemas de amor. Fue suficiente para que los condenaran a largas penas en unos procesos sumarísimos como si se hubiese tratado de peligrosos delincuentes internacionales sin la menor posibilidad de una defensa imparcial e independiente.

Muchos de esos valientes continúan trabajando dentro de Cuba mientras otros eligieron el camino del exilio. Todos merecen nuestro eterno agradecimiento.

Gracias a ellos la prensa independiente continua viva, como un baluarte de nuestra futura democracia.

Vicente P. Escobal, Miami
Cubanet, 29 de mayo de 2014.
Foto: Diciembre de 2002. 'Oficina' que Ricardo González Alfonso (derecha) tenía en su casa, en la barriada habanera de Miramar, poco después de la salida del primer número, impreso, de la revista De Cuba y cuya realización le costara 7 años de cárcel. En julio de 2010 fue excarcelado y deportado a España, donde continúa viviendo. A la izquierda, Luis Cino Álvarez, quien actualmente escribe para Primavera Digital, Cubanet y su blog Círculo Cínico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario