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lunes, 15 de abril de 2024

Nacida bajo el signo de Calamar


La astrología puede convertirse en ciencia, incluso en ciencia exacta, si se la toma con algo de imaginación. En un programa televisivo donde trataban de signos zodiacales, la italiana Raffaella Carrà preguntó a Juana Bacallao cuál era su signo del horóscopo, a lo que la cubana contestó: "Calamar".

Hay signos zodiacales de animales que embisten, signos zodiacales de animales que rugen, de animales que nadan con todas sus aletas y, aunque ningún horóscopo traiga pronósticos para los calamares, no puede ser más exacta la adjudicación de tal signo para Juana Bacallao. Porque su destino ha sido escapar, creando alrededor una nube que deje turulato a quien intente procurarla.

Nacida bajo el signo de Calamar, el nombre por el que la conocemos es, no solo un nombre artístico, sino un nombre artístico ajeno, y el que aparece en el registro civil es Nerys Amelia Martínez Salazar. El otro, Juana Bacallao, salió de una canción de Obdulio Morales compuesta para que la cantara Rosita Fornés (sobre este punto hay versiones que se contradicen). Debió cantarla Rosita, debió ponerle la escasa gracia criolla que tuvo, y al final fue a parar a Nerys Amelia Martínez Salazar para que ella se llamara Juana Bacallao, luego de debutar en el teatro Martí.

Y fue como nacida bajo el signo de Calamar que Juana Bacallao justificó su preparación musical el día en que así se lo exigió una comisión evaluadora. Las comisiones evaluadoras estatales adjudicaban categorías —cantante A, cantante B, cantante C— a cada profesional, por establecida que anduviera su carrera.

Poco importaba la popularidad o la obra hecha, era preciso examinarse para entrar en la tabla mendeléieviana de la administración cultural. Omara Portuondo presidía la comisión encargada de examinarla a ella, que apareció tarde y agitada, con el cuento de que se le habían quemado los papeles de música y solo podía aportar ante el jurado un cachito de papel chamuscado con la clave de sol. La comisión se echó a reír en pleno y le dio una A, la categoría más alta.

Por este estilo habrán sido sus salidas para sobrevivir a los cierres de centros nocturnos y a los castigos sobre tantas figuras musicales. Debió lograrlo de modo semejante a como se salvan los bufones en las cortes, aparentando más locura de la que tienen.

Excéntrica musical fue el título con que a veces la anunciaron. En una época en que la excentricidad, artística o personal, resultó perseguida, la excéntrica Juana Bacallao logró, si no salirse con la suya, por lo menos no terminar aplastada.

Su repertorio musical (si es que en su caso puede hablarse de repertorio) se reduce a unos pocos temas que la orquesta ataca, y cuya letra ella no hace el esfuerzo de memorizar. Porque nadie va a verla por oírla cantar, sino por escucharle sus ocurrencias. Tampoco estas consisten en un espectáculo muy coherente que digamos, y no hay que pensarla como comedianta cabal. Su popularidad estriba ni más ni menos que en ser ella, y es titánico haber sido ella en una sociedad que funciona como una cepilladora de carpintería, dispuesta a devastar todo cuanto se atreva a sobresalir un poco.

Hay pruebas de que alguna vez cantó números enteros, completamente afinada. "La chismosa", por ejemplo, que antes interpretara Rita Montaner, adorada por su público como "La Única". Aunque lo que apasiona de veras en Juana Bacallao es su interacción con el público: alguien que le grite desde una mesa, alguien a quien ella hace subir al escenario y, en ocasión extraordinaria, el lanzamiento de peluca hacia el público.

Olvidada o desentendida de la letra (sus papeles de música desaparecidos, al fin y al cabo), apela a la improvisación. Una improvisación casi siempre centrada en historias de divorcio. La orquesta hace en el fondo su trabajo mientras ella discute con una pareja la separación de bienes. "El refrigerador, no", acostumbra a sellar. Y hay alusiones a violencia doméstica, peticiones (tal como alguna vez logré desentrañar) de que no le peguen con la toalla mojada.

Juana Bacallao vive sola, hasta donde sé, y he oído que cuando le tocan a la puerta ladra para hacer creer que tiene en casa un mastín protector. Por señales así puede conjeturarse que, detrás de sus maniobras calamarescas, ella esconde miedo.

Es única en el imaginario popular gracias a sus anécdotas. No chismes, que cualquiera que despierte deseo erótico puede emanar, sino anécdotas, episodios de valor intelectual si se quiere. En una sociedad sin farándula, donde los más populares artistas están reducidos a lo que sea su arte, y donde resulta recomendable enseñar lo menos posible de la vida fuera del escenario, circulan de Juana Bacallao muchas anécdotas. Ella tiene valor e interés, tanto en la calle como en el escenario.

¿Cómo ha podido sostener tan delicado equilibrio entre sus exposiciones públicas y sus miedos? Con calamaresco cuidado. Apenas se menciona su nombre en un círculo de cubanos, fluyen las anécdotas. Alguien la vio en un bar de mala muerte de la calle San Lázaro tomando cervezas con unos hombres y la saludó, para que ella respondiera: "Aquí, tomándome unos copetines con estos licenciados".

Antológicos son sus encuentros con grandes figuras. Saluda a Alicia Alonso después de verla bailar, y le comenta: "Alicia, ya vine a tu show, vamos a ver cuándo tú vas al mío". Se reencuentra con Celia Cruz después de décadas, Juana actúa en Nueva York, Celia está en el público, y en el intermedio le lleva al camerino unas flores. Abre Juana la puerta, la ve allí después de tanto tiempo, y le susurra: "Celia, dame las flores y piérdete, que aquí, una de las dos, o tú o yo, es de la Seguridad", refiriéndose a la policía política, a Seguridad del Estado.

Las campañas propagandísticas del régimen cubano la han incluido a ella también, porque hasta el bufón más recóndito está obligado a sumarse, y resultan tremendas sus meteduras de pata, las traducciones que ha hecho de temas políticos. Con Angela Davis encarcelada en Estados Unidos, su grito de guerra fue: "¡Nixon, suéltala, déjala vacilar!". Al referirse a los "Cinco Héroes" habló una vez de Los 5U4, el combo de músicos ciegos donde cantara Osvaldo Rodríguez. Y saludó desde el escenario a un alto dirigente con su comitiva (el nombre del dirigente varía en las distintas versiones) refiriéndose a él como "Fulano y sus secuaces".

Un congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) le permitió entablar diálogo con Fidel Castro, quien le preguntó qué necesidades tenía. Ella soltó: "Comandante, tengo el gao en candela". Gao es casa, habrán tenido que traducir al comandante en jefe.

Una noche, en "El Monseñorcito", al lado del restaurante donde Bola de Nieve tuviera centro fijo, Juana Bacallao dirigió a mi madre una de sus grandes frases. De jovencita, mi madre había pedido a mi abuelo que la llevara a ver un show donde Juana Bacallao era Caperucita Roja y otro excéntrico musical, Dandy Crawford, era El Lobo Feroz. En esa u otra expedición desde Matanzas fueron a escuchar a La Lupe en el club La Red.

Décadas después, viviendo en La Habana, mi madre salía cada noche de su oficina y se encontraba a Juana Bacallao sola, tomándose un trago en la barra de "El Monseñorcito". Actuaba muy cerca, en el hotel Capri, pero antes pasaba por allí a darse un cañangazo. Una de esas noches mi madre le preguntó por qué no iba al bar del Capri, que era mucho mejor, y Juana le confesó que tuvo que dejar de hacerlo porque allá la veían con malos ojos. "Pero", se recuperó enseguida, "a mí la pinga, darlin".

La frase se hizo clave entre familiares y amigos a quienes mi madre se la contó. Puede decirse que a una frase así se reduce, luego de mucha expulsión de tinta encubridora, la filosofía de los seres nacidos bajo el signo astrológico de Calamar.

Antonio José Ponte
Diario de Cuba, 24 de febrero de 2024.
Nota: Este texto pertenece al libro La lengua suelta, Editorial Renacimiento, Sevilla, 2020.

lunes, 8 de abril de 2024

No fui fan de Juana Bacallao

Aunque no fui fan de Juana Bacallao, nombre artístico de Neris Amelia Martínez Salazar (La Habana, 1925-2024), una mujer alegre que desde los escenarios divertía al público con sus chistes y ocurrencias, pensé que hasta su lecho final sería acompañada, como mínimo, por un centenar de seguidores, casi todos mayores, porque los jóvenes no la conocieron.

Pero en las fotos publicadas en redes sociales y medios independientes, al Cementerio de Colón solo fueron veinte y pico de personas, incluido el ministro de la incultura, que le mandó una corona, la única que tuvo, no sé si por falta de flores o por su alto costo. Quiero pensar que muchos de los viejos que con ella se rieron hubieran querido ir a la funeraria o al entierro, pero en La Habana no hay guaguas, menos un domingo. Y los ancianos habaneros están mal alimentados como los del resto de la isla.

Cuando trabajé en el ICRT (1982-1995), muchas veces vi a Juana Bacallao, también por el lobby del hotel Habana Libre, donde en esa época ella era punto fijo. Pero nunca me gustó lo vernáculo, fueran programas como Alegrías de Sobremesa, Detrás de la Fachada y San Nicolás del Peladero o películas cubanas protagonizadas por actores cómicos como Reinaldo Miravalles, Consuelito Vidal y Eloísa Álvarez Guedes. En mi infancia, el único personaje de comics que me gustaba era La pequeña Lulú.

El 7 de octubre de 1966, mi padre, José Manuel Quintero Suárez, falleció a los 57 años. Fue velado en la funeraria Rivero, en Calzada y K, Vedado, la misma donde velaron a la Bacallao, sin apenas flores ni dolientes. Muy distinto fue lo que ocurrió con mi padre en 1966: todo el tiempo el salón estuvo repleto de gente y de coronas. La caja era de caoba con asas de bronce, cubierta por un tul salpicado de rosas rojas y una ofrenda floral, de rosas rojas y blancas, a nombre de su viuda, su única hija y sus dos nietos. Tuvo tantas coronas, que al cementerio tuvieron que ser trasladadas en un carro de bomberos.

Mi padre, barbero de oficio, solo estudió hasta el cuarto grado en su Palmira natal. No fue un hombre famoso, pero sí un hombre fiel: lo mejor de su vida lo dedicó a cuidar la vida de Blas Roca Calderío (Manzanillo 1908 -La Habana 1987), el seudónimo por el cual ha quedado conocido el secretario general del Partido Socialista Popular, cuyo verdadero nombre era Francisco Antúnez Calderío: su padre se llamaba Francisco Antúnez y su madre Josefa Calderío (por deseo de Blas, mi padre fue enterrado en la misma tumba de su madre en el Cementerio de Colón). Por eso cuando recuerdo el velorio y entierro de mi padre, que no fue un hombre famoso, me entristece esa fría despedida a una famosa artista habanera de 98 años.

En su teque en el periódico Granma, Pedro de la Hoz y el Martillo, como le decía Raúl Rivero, incluyó el tuiter del puesto a dedo (Díaz-Canel), quien evidentemente desconoce que Juana no tenía familia a quien enviarle condolencias, y un video que al igual que en otro, también del Canal Caribe, los planos son cerrados, para que los televidentes no se percaten del escaso respaldo popular y oficial que tuvo su funeral.

Ante la repercusión que tuvo la hospitalización y el fallecimiento de la Bacallao en medios independientes dentro y fuera de Cuba, en particular entre cubanos radicados en Miami, Granma publicó un segundo teque de Pedro de la Hoz y el Martillo, una nota de Nancy Morejón y otra del Ministerio de Cultura. Lo mejor que he leido en los medios estatales lo escribió la periodista venezolana Lil Rodríguez, se titula "La alegría está de duelo, partió Juana, La Cubana", publicado en la web de teleSur y posteriormente reproducido por Cubadebate.

A Lil la conocí en La Habana a fines de los 80 y a pesar de su posición política, la sigo considerando una gran conocedora de la música popular de Venezuela, Cuba, Puerto Rico y el Caribe. Dueña de una fabulosa colección de discos, cassettes, libros, revistas, informaciones, fotos, videos, que pude ver en la habitación en la cual, muy bien organizado, tenía ese valioso material en el apartamento donde Lil vivió con Uncas, su único hijo, en el edificio Focsa, en 17 y M, Vedado. Entonces, a partir de las 12 de la noche por Radio Rebelde se transmitía El Club Caribe, conducido por Lil Rodríguez, uno de los mejores espacios musicales que tuvo la radio en aquellos años (1988-1991).

En la foto que sale en una entrevista de 2023 en Radio Café Atlántico, descubrí que Lil sigue llevando muy corto su cabello, ahora canoso, y supe que venció un cáncer. Al verla, pensé en mi amigo Juan Carlos Alsar, fallecido en 2022. En varias ocasiones, Juan Carlos y yo visitamos a Lil en el Focsa y tomamos café en su apartamento. Y más de una vez, la conversación la compartimos con Pedro de la Hoz (todavía sin el Martillo) y Guille Vilar, que era bastante liberal y nunca imaginé se transformaría en un tipo servil, a quien Pepe Forte en julio de 2021 le dedicó un programa titulado "Respondiéndole al oficialismo en Cuba. Qué pena de Guille Vilar" y que en You Tube se puede ver.

Aunque no fui fan de Juana Bacallao, los cinco posts de mi blog en el mes de abril se los he dedicado a Juana Bacallao. Es lo menos que puedo hacer por una mujer negra que tantas veces viajó al exterior y a pesar de su soledad y lo difícil, precario y angustioso que era vivir en la Cuba castrista, siempre regresó y decidió morir en su patria.

Tania Quintero
Foto inédita de Juana Bacallao que Eugenio Pedraza Ginori, escritor y director de programas durante más de tres décadas en la televisión cubana, subió a su blog el 4 de junio de 2020, con esta nota: "Mi gran amigo Simón (léase ese tremendo fotógrafo suizo nacido en Quemado de Güines que se llama Simón Escobar), iba un día de hace quince años por el Vedado y la esquina de 21 y 10 se topó con ella, la grande, la inconfundible, la leyenda que despierta sonrisas y buen rollo por dondequiera que pasa. Simón sacó el hierro (la cámara) y apretó el obturador. El resultado es esta foto, nunca antes publicada, que viene al caso porque la gran Juana, la enorme Bacallao de todos los cubanos, la virgen santísima de la guaracha y la improvisación, Nuestra Señora de las Pelucas y los Neceseres, anda por estos días de 2020 cumpliendo 95 años y continúa tan genial como siempre. Juana, bendita tú eres entre todas las mujeres. Cuánta alegría nos has dado. Ojalá nunca te mueras".

lunes, 1 de abril de 2024

Adiós, Juana


Juana Bacallao, que murió el sábado 24 de febrero en La Habana, a los 98 años, cumplió su promesa de mantenerse en el escenario hasta el fin de sus días, deleitándonos con su gracia y sus ocurrencias.

Algunos la consideraron extravagante, desatinada y vulgar, pero fue la artista más original y auténtica en el mundillo de las cantantes cubanas de las últimas décadas, donde tanto abundan las poses pretensiosas, el falso oropel y las fanfarrias de vedettes y divas que distan mucho de serlo. Irreverente, chota, burlona, espontánea hasta el escándalo, Juana Bacallao, con su peluca platinada y bamboleándose sobre sus altísimos tacones, se creó un personaje que llegó a ser ella misma.

Chusmona simpática, mal hablada pero nunca grosera con su público, a quien mucho respetaba, fue la caricatura de una estrella del espectáculo, una especie de parodia habanera y rumbera de Marilyn Monroe. Una intérprete de voz áspera y poco afinada, que cambiaba las letras de las canciones, con intención de parodiarlas o sencillamente porque se le olvidaban o no logró aprendérselas, que cantaba We are the world o algo de Michael Jackson en un inglés que se inventaba, como mismo exclamaba, con ambientosa guapería solariega de Centro Habana: “¿Qué volá con lo mío, asere?”.

Fue el pianista y compositor Obdulio Morales quien la descubrió, la bautizó con su nombre artístico que era el título de una guaracha suya, y auguró que llegaría lejos. Eso, a pesar de que Neris Amelia Martínez Salazar (que era su verdadero nombre) lo tenía todo en contra: era pobre, huérfana, poco agraciada, de pequeña estatura. Y además, negra. “Negra prieta y cocotimba” –como ella misma se describía– en un país que aún hoy, pese a estar el racismo abolido por decreto desde hace seis décadas, no acaba de vencer los prejuicios raciales.

En la década de 1960 le fue difícil a Juana Bacallao –que ya se había presentado con artistas como Nat King Cole, Celia Cruz, Benny Moré y Bola de Nieve– que la aceptaran en la TV. Los muy pedantes y elitistas comisarios y decisores de la cultura oficial, con su poco sentido del humor, la consideraban chabacana y de mal gusto. Pero finalmente tuvieron que aceptarla y hasta conferirle la Distinción de la Cultura Nacional. Y eso que Juana nunca se dejó manipular ni se prestó para su politiquería y hasta llegó a mofarse de los envarados mandamases comunistas. Como en una memorable ocasión, cuando luego de tener que esperar que llegara un alto dirigente y su séquito para iniciar su actuación, preguntó: “¿Qué volá, ya están aquí todos los secuaces?”

Adiós, Juana. Gracias por divertirnos y por nunca dejar de ser como eras. Los cubanos te vamos a extrañar.

Luis Cino
Cubanet, 24 e febrero de 2024.

lunes, 25 de marzo de 2024

"Cuba es como un dogal"

Conozco a Vicente Echerri desde mi llegada a Nueva York hace más de diez años. De él primero me habló Esther Allen, mi traductora al inglés, que en estos días trabaja en una biografía de Martí. Creo que esa afición por nuestro insigne escritor neoyorkino-cubano los había llevado a conocerse y entonces me lo presentó, en un bar del antiguo Hotel de Mme. Griffou, tan asociado a la vida de Martí en Nueva York. Intercambiamos libros, entablamos una amistad, comencé a seguir sus excelentes columnas en El Miami Herald.

Es un gran conversador, hombre de vasta cultura, carácter afable y clara vena pedagógica: toda conversación con Echerri es en realidad una suerte de conferencia magistral. Después, tuve ocasión de leer en manuscrito A lo largo del año, antología de columnas de opinión de Vicente Echerri, editado en Argentina por la Fundación Federalismo y Libertad (2021). Leído el texto, me llamaron la atención tantos detalles, el abanico de temas, la ingeniosa organización por los meses de distintos años, la solidez de su escritura, la claridad, elegancia y convicción o quizá cabría mejor decir, vehemencia con que expone las ideas, que pensé debíamos registrar una conversación sobre su nuevo libro, el diálogo que exponemos al escrutinio del lector.

En A lo largo del año, hallo un sorprendente despliegue de erudición conectado con un claro afán didáctico. Cuéntame un poco sobre la génesis del libro y sobre tu labor como columnista. ¿En que años comenzaste con esas columnas?

-Comencé a escribir para El Miami Herald (todavía no se llamaba El Nuevo Herald) y otros periódicos recién salido de Cuba, en los cinco meses que viví en Europa antes de venir a Estados Unidos. Una entrevista que había aparecido en la revista Cambio 16, a poco de llegar a Madrid y que fue muy reproducida en América Latina, me había dado una cierta notoriedad. Cuando llegué a Miami en marzo de 1980, Roberto Fabricio, entonces director del Herald, me pidió que colaborara con algunas columnas sobre Cuba. Esto se tradujo en una serie de cinco artículos que abordaban distintos aspectos del país donde mandaba Fidel Castro desde hacía más de veinte años: política, cultura, religión, y que se difundió por todo el continente. Mis colaboraciones, al principio artículos más bien extensos de carácter cultural, no tardaron en convertirse en columnas de opinión que empezaron a aparecer quincenalmente y luego una vez por semana y así seguiría siendo por más de treinta años. Nunca el diario intervino en lo que debía o no debía escribir. Siempre tuve completa libertad de elección, y por eso la diversidad de temas que abordé durante esos años y que ahora se refleja en este libro. A ese prurito de didactismo que encuentras en esos textos no sé si llamarlo afán, pues siempre intento atenuarlo (los lectores rehúsan que les den lecciones), pero también creo que en todo escritor hay un maestro y un predicador en ciernes.

Algo que me maravilla de tus columnas, te lo he dicho siempre, es que están escritas en excelente castellano, siempre escogida la palabra justa sin que por eso el texto pierda ni por un momento soltura o agilidad periodística, lo que es todo un logro. Cuéntame un poco cómo las escribes, qué tiempo dedicas a ello, qué rutina has elaborado.

-Como digo en el artículo que le sirve de prólogo a esta selección, el periodismo, aun aceptando que sea un género subalterno, impone el rigor de cualquier otra escritura, si vamos a ser serios con nosotros y con nuestros lectores, no importa lo efímero de una obra, que en el caso del periodismo algunos no dudarán en tildar de deleznable. En todo lo que escribo siempre procuro la excelencia, aunque no siempre la consigo. Estas columnas también me permitieron destilar lo aprendido en los muchos años dedicados a leer y meditar sobre el mundo: eran como aspectos fragmentarios de una única, extensa y constante reflexión que me excede, una suerte de regurgitación de ideas y experiencias muy asimiladas. A la hora de escribir lo más difícil es la selección del tema, dentro del repertorio de asuntos sobre los que me permito dar una opinión sin que suene como un atrevimiento, ya que, como sabes, estoy en las antípodas de un especialista. La tarea misma de escribir a veces no llegaba (acuérdate que en ese momento no estoy escribiendo columnas) a una hora, a veces se extendía hasta dos. Estaba obligado a ser rotundo, como siempre hay que serlo cuando uno sólo dispone del breve espacio de una columna de opinión, pero no por creerme dueño de la última palabra. Por el contrario, todo punto de vista es susceptible de ser negado por otra opinión, igualmente válida, como el haz y el envés de una hoja. No obstante, creo que debemos afirmar nuestras convicciones con rotundidad, aunque sobre ellas se cierne la duda

Las crónicas, sean del tema que sean, gravitan siempre, de un modo u otro, en torno a Cuba, a la historia de Cuba, a la paradoja cubana. Cómo lector siento además una marcada expresión cubana, un modo de ver y leer el mundo muy cubano, sin dejar por eso de ser universal, cosmopolita… ¿Estás de acuerdo conmigo?

-En gran medida, sí. En otra entrevista he dicho que “lo cubano tiñe mi visión del mundo” y eso tengo que aceptarlo, aunque sea a regañadientes. Cuba es como un dogal o, al menos, como el albatros que cuelga del cuello del viejo marinero, una suerte de irredimible maldición, algo de lo que no puedo librarme, a pesar de los muchos otros asuntos que me motivan y a los que recurro con genuino interés, pero que también podrían leerse como mis evasiones. Dicho esto, y a pesar de que no he renunciado a mi condición raigal y esencial de cubano, nunca quise ser un cronista de lo cubano, como otros de mis colegas de las páginas de opinión de El Nuevo Herald. Me interesaba toda la realidad y pronunciarme sobre ella.

Siempre me ha llamado la atención que no evadas jamás expresar opiniones muy propias, muy personales, lo que Nabokov llamaba “strong opinions” y que con frecuencia son opuestas a la tónica general. Con arrojo y no con menos gallardía, abordas temas controversiales y siempre, como digo, con un enfoque personalísimo. En una columna de hace unos pocos años, luego de lo acontecido en París en aquel célebre semanario, fustigas, por ejemplo, a tantos musulmanes por no entender las razones de un comportamiento -que ellos tildan de sacrílego- y que hunde sus raíces en la Ilustración, en el humanismo occidental.

-Creo, desde hace mucho, que si nos atrevemos a expresar nuestras opiniones éstas deben ser penetrantes, incisivas, agudas. No escritas necesariamente para escandalizar, pero sin miedo a provocar escándalo. Me irritan mucho las limitaciones que en Occidente pretenden imponernos, cierta prensa, ciertos gurús de la cultura, incuso los políticos, por respeto -dicen- a ciertos grupos, a ciertas minorías. Una cosa es el discurso de odio gratuito -que si bien no debe reprimirse al menos debe contrarrestarse- y otra la pura opinión que puede y debe ser enérgica, condenatoria e incluso insultante si es menester. Yo no tengo ningún problema, por ejemplo, en reconocerme islamófobo. Creo que el islam es una de las peores calamidades de la Historia: un monoteísmo arcaico que, a diferencia del judaísmo y del cristianismo, no se contaminó de razón y conserva intacto su fanatismo. Sé que la inmensa mayoría de los musulmanes no son terroristas, pero en la mayoría está sembrada la semilla de la intolerancia que germina poderosamente en el terrorismo. El extremismo musulmán es un resultado, no una causa, la causa está en esa cosmovisión religiosa, que merece ser denunciada y combatida.

Son crónicas de actualidad, pero que leídas a todos estos años de distancia (van de 1985 a 2019) no han perdido frescura ni relevancia. Asombran la exactitud y hasta la clarividencia con que enfocas complejos escenarios de política internacional. Para poner tan solo un ejemplo, el pronóstico que haces sobre Venezuela en el ahora ya lejano 2000 no pudo ser más exacto.

-No creo que entre los deberes de un columnista de opinión esté la predicción del porvenir, tarea que se aviene más bien a la sección de astrología, si esta última tuviera algún rasgo de seriedad; pero no es difícil, en ocasiones, vislumbrar cómo han de desarrollarse los acontecimientos, sobre todo si atendemos a lo ocurrido en el pasado: la Historia nos da continuamente lecciones que la gran mayoría pasa por alto, confirmando así el famoso dictum de Santayana. Si analizamos una situación actual a la luz de acontecimientos semejantes del pasado, no es difícil llegar a un pronóstico bastante exacto, sin que eso tenga demasiado mérito. Mi más acertada opinión en ese terreno fue cuando me atreví a predecir, en febrero de 1982, y cuando la prensa del mundo le cantaba el réquiem a Solidaridad, no sólo que el movimiento obrero polaco terminaría por triunfar, sino que eso significaba el fin del sistema soviético.

Se aprende mucho de la historia de Cuba leyendo tus crónicas, ¿tienes algún historiador cubano favorito?

-Tuve el privilegio de conocer y de tratar a los dos historiadores cubanos más grandes del siglo XX: Ramiro Guerra (cuando yo era un adolescente en La Habana) y Levi Marrero, ya estando en el exilio. La obra de ambos se articula como un todo continuo. Recuerdo que Marrero me dijo en una ocasión que, a pesar de que, en un principio, el plan de su monumental Cuba, economía y sociedad llegaba hasta el fin de nuestra experiencia democrática, una de las cosas que lo disuadió de pasar de 1868 fue la convicción de que no había nada que añadir a La guerra de los Diez Años de Guerra. Pero mi interés por la Historia, y por la historia de Cuba en particular, bebe de muchas fuentes, escritas y orales, y parte de un hogar donde esa historia estaba muy presente. De niño, me gustaba ir al Centro de Veteranos de mi natal Trinidad a oír los relatos de esos hombres, ya entonces bastante ancianos, que solían recontar sus peripecias de nuestra última guerra de independencia.

El periodismo que practicas, enjundioso y serio, es ajeno a lo fragmentario y superficial de tanta nota en internet. Por su concisión compositiva y por su brevedad (siempre no más de 800 palabras, me dices que en los últimos años sólo 600 palabras) pueden ser leídas online, pero uno percibe que fueron concebidas para lectores en papel, por decirlo así.

-Al escribir una columna de opinión siempre imagino a un lector con un periódico en la mano, no frente a un ordenador, una tableta o un teléfono, como es hoy día lo más frecuente. Imagino, además, a un lector matutino, junto a la taza de café, que puede sentir una alegría súbita al leerme, o sentirse poseído por un ataque de furia, en el que acaso se le vuelque el café y termine por acordarse de mi madre. Ese es el poder que debe tener una opinión que se precie de tal, de influir decisivamente en el ánimo de los otros, ya sea para estar de acuerdo contigo o para disentir de ti. Un artículo que te deja tranquilo o indiferente no es más que una basura.

Como lector comparto los intereses intelectuales, culturales del cronista: las novelas de Chandler, el cine de Bergman, etc. En eso radica ser contemporáneo con alguien, ¿no crees?

-La contemporaneidad tiene una extensión insospechada. Mi pasión por la Historia -que no me convirtió en historiador, pero sí en historiófilo- tenía por misión secreta ensanchar los límites de lo contemporáneo; partía de la ilusión que, de poder llegar a conocerse todo lo acontecido entre algún suceso o personaje del pasado y el momento actual, las barreras impuestas por el tiempo se desplomarían y esos sucesos y personajes se harían próximos. Podemos encontrarnos, tú y yo, en el gusto por las novelas de Chandler o el cine de Bergman, pero también como lectores de la gran literatura del siglo XIX, en el disfrute de la música barroca, en la tragedia griega y en la Biblia.

La revolución francesa aparece como una fecha infausta en alguna de tus crónicas. ¿Cuál es tu opinión de las revoluciones en general y de la cubana en particular? Te lo pregunto porque viviendo en Estados Unidos, uno no puede dejar de notar la persistencia de una fuerte mística revolucionaria, que quizá explique la simpatía con que en su momento la Revolución Cubana fue acogida en este país.

-Siempre escribo con minúscula el nombre de estas revoluciones, de estas calamidades, lo contrario sería jerarquizarlas. Ciertamente, abomino las revoluciones: los órdenes precedentes siempre serán más estables, más benignos y más bellos: la Francia de Luis XVI, la Rusia de Nicolás II, la Cuba de Batista. Para poder negar una revolución hay que rechazar sus orígenes. El gran conflicto de muchos exiliados cubanos es que fueron y son revolucionarios, que creyeron y aún creen en ese programa de subversión política y redención social que los encandiló. Estados Unidos tiene el insólito privilegio de haber sido el escenario de la única revolución que salió bien. Son meritorias sus razones: vasto territorio, apego a la libertad y respeto a la ley, enciclopedismo francés, sí, pero asociado con el pragmatismo anglosajón. Son condiciones que muy difícilmente se repiten. Cuando aquí hablan de “revolución” parten de una experiencia que, si bien tuvo algunos excesos (como fue la expulsión y confiscación de bienes de muchos leales a la Corona) se asienta en un éxito de más de dos siglos. Es un fenómeno único y acaso irrepetible en la historia de la humanidad. Mejor es que no haya revoluciones.

Las crónicas aparecen también como muy escritas desde Estados Unidos y abarcan todo tipo de temas “locales¨ como la crasa ignorancia de tantos escolares norteamericanos. ¿Desde cuando vives aquí? ¿Te sientes parte de la tradición periodística americana, latinoamericana?

-Vivo aquí hace más de 40 años y la mayoría de mis lecturas las hago en inglés, pero eso no me convierte en norteamericano, aunque lleve un pasaporte de este país, al que le agradezco la oportunidad de ser persona, condición básica de la que en Cuba estuvieron a punto de despojarme. Pero no sabría decirte cuánto de la tradición periodística de este país me toca o me influye, puesto que escribo en español. Sé que no he sido inmune a la prensa de aquí, a la que me he visto expuesto durante tantos años, sobre todo al periodismo editorial, pero no podría cuantificar ni precisar esa influencia. Por otra parte, casi no leo prensa latinoamericana; de ahí que tampoco pueda decir que me siento parte de esa tradición. Con los años fui adquiriendo una manera de expresarme bastante personal, pero uno no escribe en el vacío, tú bien lo sabes. Somos deudores de muchos estilos y tradiciones. Corresponderá a otros, si valiera la pena, situarme en el marco de alguna tradición.

Muchos personajes desfilan por las páginas del libro, personajes de tu infancia, maestros, gentes de Trinidad, donde naciste. Y hay retratos entrañables, como es el caso de Heberto Padilla, con quien sostuviste una cercana amistad.

-Creo que uno es la suma de innumerables experiencias vitales, el resultado de muchas voces que resuenan en vida y obra, aunque no seamos muy conscientes de ellas. A mí siempre me interesó la conciencia de esos antecedentes, el reconocimiento de esas deudas. Uno es sus circunstancias: formación familiar, ambiente social, religión, patria, idioma… Destacarlas es ser. Trinidad fue un privilegio prenatal. Haberme asomado al mundo allí fue un extraordinario regalo que nunca me cansaré de agradecer; un ámbito lleno de peculiaridades, de carácter, que determina, sin duda, mi visión del mundo, desde allí me asomo a la realidad, nunca podré desprenderme de ese “punto de vista”. Las personas que han incidido en mi vida: familiares, maestros, amigos, también tienen una importancia capital. En mi núcleo más íntimo, por ejemplo, están los cantos y poemas con que mi madre me acunaba, los relatos que solía contarme a la hora de dormir, como también las lecturas bíblicas que oí tantas veces de labios de una de mis tías; a eso vendría a sumarse lo aprendido en la escuela y en el diálogo con tantas otras personas en una vida que ya va siendo larga y, desde luego, en el mundo maravilloso de los libros.

En todos los textos pulsa una obsesión por las paradojas de la historia. Algo, creo, muy entendible en un escritor cubano. Cuéntame un poco de tus otros proyectos, sobre la reedición de ese libro tuyo de cuentos que en su momento leí con tanto placer, Historias de la otra revolución.

-Espero que este año, una editorial asociada a la Universidad de Medellín reedite las Historias (luego de más de veinte de la primera edición). Esta oportunidad me ha permitido reescribir enteramente el libro (del cual no conservaba una versión electrónica), enmendarle algunas erratas y añadirle un relato que sentía que le pertenecía, así como otro prólogo, sin suprimir el original. Me satisface como ha quedado, teniendo en cuenta de que se trata más bien de testimonios algo enmascarados como relatos de ficción, pero en el que hasta los nombres de los personajes son reales. Finalmente salió, a fines de 2019, El caballo de ébano, la novela cuyo texto conoces y que ha estado más de una década a la espera de editor y cuya trama, contrario a las Historias, le debe poquísimo a mi biografía. También busco editor para una colección de ensayos que he reunido bajo el título de La tierra y la palabra y estoy en colaboración con un artista plástico para la publicación, como un livre d’artiste, de otro conjunto de relatos que he titulado Memoria del paraíso y en que recojo mis propias versiones de algunas historias y leyendas de Trinidad. Entre tanto no queda otro remedio que ocuparse del ganapán, que también, como solía decir un amigo inolvidable, puede ser ganaoporto y ganacaviar.

Texto y foto: José Manuel Prieto
Cubaencuentro, 22 de febrero de 2021.

lunes, 18 de marzo de 2024

Youtuber dominicano muestra la realidad de Cuba


Se llama Pablo José Rodríguez y su canal, con más de 3 millones de seguidores, da voz a la gente del barrio, según esta entrevista que en 2021 publicaron en Listín Diario.

Hasta el momento de redactar este post, a You Tube había subido estos otros videos realizados en Cuba:

Otro youtuber famoso, el colombiano Planeta Juan, con más de 2 millones de seguidores, estuvo en Cuba en 2023. De la decena de videos realizados en la isla, todos localizables en You Tube, reproduzco el segundo:

Ojalá que la realidad de Cuba y los cubanos siga siendo reflejada por youtubers extranjeros, aunque sean menos conocidos, como es el caso de Stas Konstantinov, ruso-holandés residente en Colombia, quien de su estancia en Cuba, tiene 16 videos en su canal. Los dejo con el primero, grabado en La Habana:


Tania Quintero

lunes, 11 de marzo de 2024

Mitos y leyendas involucionarias

Lo que quedará de la llamada Revolución cubana será una hábil mezcla de mitos y leyendas entretejidas, cuya originalidad consiste en haber hecho sobrevivir a un régimen sin base económica sustentable, sin una ideología coherente. De curiosa aparición en medio de la Guerra Fría, el modelo cubano agotó tempranamente los recursos materiales y espirituales del pensamiento nacional-liberal fundacional para girar hacia un destino que permitiera la concentración absoluta del poder, el sostén parásito, y el enfrentamiento a quien, sin dudas, se opondría a la deriva totalitaria, Norteamérica.

La sociedad cubana podrá ser estudiada en tiempos venideros no solo por sus fracasos y logros, sino por esa peculiar manera de construir y engarzar mitos y leyendas que, contrarios a toda lógica, incluso del marxismo clásico, carecen de un soporte racional y material. Los mitos y leyendas han sido expuestos y creídos como verdades no solo por el pueblo cubano; gran cantidad de personas en el mundo, para desgracia de sus propios pueblos, han copiado lo que creían era una revolución cuando no era otra cosa que sobrevivencia en el poder a todo costo.

¿Cómo se fueron entrelazando los mitos y las leyendas del Castrismo? Las leyendas, ¿dónde la verdad y donde la fantasía? Para comprenderlo es necesario saber qué es un mito, qué una leyenda y cómo funcionan en las comunidades humanas.

Los mitos son narrativas maravillosas cuyo destino último es dar cohesión a grupos de seres humanos. No existen en otros mamíferos pues necesitan del lenguaje. Los mitos, a pesar de tener definiciones divinas, ahistóricas, son mapas explicativos que justifican el presente y proyectan el futuro. Según Malinowski, “el mito es un ingrediente vital de la civilización humana, no un cuento ocioso, sino una laboriosa y activa fuerza, no es una explicación intelectual ni una imaginería del arte, sino una pragmática carta de validez de la fe primitiva y de la sabiduría moral”. Los mitos, debemos añadir, no tienen un lugar, tiempos y espacios concretos, sino que se construyen sobre hechos y personajes inalcanzables por el entendimiento humano.

Las leyendas, en cambio, fusionan realidad y fantasía. Y aunque sus metas también son moralizar y dar cohesión a la comunidad, poseen escenarios y personajes creíbles. Lo que pudo comenzar como un hecho anodino pero único, el tiempo y las narraciones lo pueden ir convirtiendo en una historia idílica e inspiradora. Las leyendas están muy relacionadas con la cultura popular y los orígenes de los pueblos. Una leyenda bien construida y asumida, moviliza, dirige, coloca estándares para todos los miembros del grupo, desde una familia hasta toda la nación.

Por otro lado, no todas las leyendas emergen de una acción heroica. Podría decirse que en ocasiones hasta de catastróficos fracasos. La “técnica” de trastocar lo doloroso, y la derrota en algo bueno y útil para un propósito determinado ha sido llamado reframing en inglés, y reencuadre en castellano. Recuadrar la historia hasta convertirla en leyenda potable y apetecida necesita tiempo —timing— y lenguaje precisos. No todo puede ser recuadrado. No todos los destinatarios del “enmarañe” aceptan mansamente gato por liebre. La frase que mejor ilustra esto es la tan utilizada en Cuba de convertir el revés en victoria. Porque… ¿qué es el socialismo cubano sino una cadena interminable de fracasos “convertidos” en victorias? Al final, en política, lo que vale no es la verdad constatable sino la percepción que se tiene de esa realidad.

Quizás el primer mito-leyenda autóctono fue el de la Revolución cubana inacabada, trunca, citada por varios historiadores cubanos. Desde la fundación del Partido Revolucionario cubano por José Martí en 1892, casi todos los partidos políticos usaron el adjetivo revolucionario para autenticarse como artífices del cambio radical. Parte ese mito revolucionario puede que haya surgido de la mutilada obra martiana, y la independencia mediatizada. Hasta los más cercanos colaboradores del apóstol se negaron entre sí; disputaron quien era o no “un verdadero revolucionario”; lidia que perviviría en la primera República como nuestro peor caudillismo al llamarse Auténticos, Insurreccionales, Radicales.

Las palabras revolucionario y revolución estaban tan al pairo, reclamadas por tantos apóstoles del cambio, que un astuto ex Máximo Líder se adjudicó encarnar la Revolución Acabada. Él estaba llamado a concretar la obra inconclusa del sueño martiano; secuencia mística que recuerda el pasaje evangélico: Martí es el Bautista que anuncia el Salvador en un Jordán tropical llamado Sierra Maestra. O si se prefiere cantando, es así: “te lo prometió Martí, y Fidel te lo cumplió”.

De aquí se desprenden varios sub-mitos que podrían resumirse en frases inteligentes como aquella en referencia a los mambises: “hoy ellos hubieran sido como nosotros y nosotros hubiéramos sido como ellos”. O el mito de encadenar el Partido Revolucionario de Martí y el Partido Comunista de Cuba como prolongaciones históricas e ideológicas cuando hay abismales diferencias de propósitos, tiempos, y, sobre todo, de filosofía política.

Una vez enlazado el pasado con el presente en una narrativa mítica, fue fácil rellenar con leyendas los espacios libres para rediseñar —y adoctrinar— en el futuro. La primera leyenda involucionaria fue el ataque frustrado al cuartel Moncada en Santiago de Cuba en 1953. Esta acción armada, como sabemos, fue un fracaso militar desde la planeación hasta la ejecución. En palabras de una de las llamadas heroínas del Moncada, debía ser el día más triste de la historia, y la leyenda la convirtió en fiesta y Dia de la Rebeldía Nacional. Nunca se habla de los soldados del ejército muertos o heridos, casi todos sencillos uniformados que descansaban en las barracas después de una noche de carnaval. Ni un solo alto oficial batistiano perdió la vida esa noche triste.

Después de asesinatos, torturas, y escapes, vendría la leyenda de los juicios. La muy polémica autodefensa llamada La historia me absolverá. Hay indicios de que el estilo en que está escrita corresponde a un buen amanuense, habilidad carente en el ex Máximo Líder. Lo más curioso de la leyenda es que el texto fue proclamado como fundamento político para el asalto. Pero nadie lo conoció previamente pues fue escrito en la cárcel, después de la derrota. La frase que se lleva las palmas es auto exculpatoria, y simbólica, mezcla genial de lo mítico y lo legendario: “Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario… ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!”

A partir del triunfo, las leyendas de la guerra apuntalaron el mito de los campesinos y obreros que derrotan una tiranía opresora. Un relato que, desde los albores de la Humanidad, de Grecia pasando por Roma con Espartaco, el Cid Campeador, Sigfrido y Roldán, hacen del héroe y la epopeya una baza mítica difícil de desmontar y muy fácil de creer y seguir. Tras releer la prensa de esos primeros meses del triunfo, (Bohemia) se advierte la intención de crear los mitos de la Infalibilidad, la Invulnerabilidad e Invencibilidad del Máximo Líder. La publicación de fotos, reportajes, y narraciones épicas llenaron todo un dossier del primer año.

Paradójicamente, fue una publicación norteamericana la que todavía en tiempos de la dictadura batistiana fundó el mito en la invencibilidad-inmortalidad castrista al reportar desde la profundidad de la Sierra la sobrevivencia del grupo guerrillero a despecho de la aseveración de que había sido liquidado. Mucho contribuyeron y siguen contribuyendo los vecinos del Norte, por omisión, intención o simples tonterías para mantener la mítica y la leyenda involucionarias. Sin su colaboración voluntaria y a veces inconsciente, mitos y leyendas como el Bloqueo-Embargo, la mafia terrorista de Miami, el neoliberalismo autoritario y otras tantas historias no habrían podido llegar al tuétano social de los cubanos de la isla.

Uno de los dilemas de la Continuidad, además de no ser auténticamente populares, y de carecer de capital político propio, es el uso y abuso de mitos y leyendas que tienen marca registrada fidelista, trucos con denominación de origen —protegida— castrista. De un error a otro, el pueblo cubano aceptó todo acto de “magia” y reencuadres siempre que viniesen de un traje verde olivo. Pero parece, además de ser actos de ilusionismo ajenos, que las mangas del disfraz continuista están cortas, y se nota la engañifa. Por cierto, el ex presidente general ha hecho muy bien en no quitarse el uniforme. Es un símbolo mitad mito, mitad leyenda al que ni él ni su hermano podían renunciar.

Los viejos mitos del Imperio asesino, el bloqueo genocida, y la mafia terrorista cubano-americana cumplieron su rol histórico: mantuvieron vivo al enemigo. Pero en tiempos de Internet, esos mitos-leyendas carecen de suficiente efectividad. Son, para decirlo en lenguaje vernáculo, cuentos chinos —con perdón para las moralizantes leyendas asiáticas. Hoy un breve artículo, algunas fotos, unas estadísticas, desmontan en reversa cualquier construcción mítica y legendario-simbólica del castrismo.

Francisco Almagro Domínguez
Texto y foto: Cubaencuentro, 20 de diciembre de 2023

lunes, 4 de marzo de 2024

Recordando a Tania Díaz Castro


El pasado 4 de febrero falleció en La Habana la poeta, periodista, activista por los derechos humanos y ex prisionera política Tania Díaz Castro. No la conocí personalmente, solo una vez la vi, de lejos, en la revista Bohemia, en la década de 1980.

Así se presentaba en el blog que abrió en 2022:

Nací en Camajuaní, Villa Clara, en 1939. El 30 de abril de 2022 cumplí 83 años. Durante casi sesenta me dediqué al periodismo. Primero en periódicos y revistas, como Hoy, La Tarde, Bohemia, Trabajadores, Los CDR y otros. Estudié seis meses en la Universidad de la Habana y lo abandoné para dedicarme a la práctica, por tanto soy autodidacta. Publiqué cuatro libros de poesía con la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y con Linden Lane Press y ZV Lunáticas. Viajé a Japón en 1972, casada con un japonés, y ahí descubrí que el socialismo y sobre todo el comunismo son un fracaso. En 1987 ingresé al Movimiento de los Derechos Humanos en Cuba y fuí presidenta del Partido de esa organización, suscribiendo un manuscrito que pedía un Plebiscito a Fidel Castro, por lo que sufrí prisión en dos ocasiones y fui amenazada con el fusilamiento. Durante más de veinte años pertenecí a la redacción de CubaNet como miembro fundadora.

En septiembre de 2007, Belkis Cuza Malé, viuda del poeta Heberto Padilla (1932-2000), escribía en El Nuevo Herald:

"Para escribir sobre ella, he vuelto a leer sus poemas, los de ahora y los de antes. Los que ha ido sembrando en el camino de su accidentada vida. No puedo ubicarla ni aquí ni allá, porque ha cambiado de casa como de vestidos. Pero tengo sus fotos, y sus textos, que a veces me llegan como chispas de luz quemándose en la hoguera. En esa hoguera que se ha llamado la revolución cubana, y que a ella en particular le ha costado casi la vida. Dos años de cárcel no son poca cosa en una prisión cubana, y para colmo de males, el descrédito y las calumnias que la dictadura no se ha cansado de propagar contra ella. Estoy hablando de esa excelente periodista y poeta llamada Tania Díaz Castro de quien el destino (o el karma) nos hizo amigas".

En Periódico Cubano, el ex prisionero político Ernesto Díaz Rodríguez le dedicaba unas sentidas palabras:

"Adiós, querida Tania. Mucho te vamos a extrañar aquellos que apreciamos tus virtudes y admiramos tus valores. Ha sido duro recibir la noticia de que te has ido para siempre, quizás a horcajadas sobre las alas de una paloma blanca o en un rayo de luz multicolor, no lo sé, pero te has ido. Gracias por tu nobleza de alma, por tus buenas acciones, por dejarnos, a través de tus letras cristalinas y tu amor por Cuba, las más bellas imágenes de tu exquisita poesía. Tus poemas son como hermosas amapolas, lo confieso, tejidas de ensueño y suavidad. Las vibrantes imágenes de tus versos son mariposas cargadas de gotas de rocío que, al despuntar el alba, reposan luminosas sobre las flores serenas de nuestra campiña".

Desde Suiza, donde resido desde noviembre de 2003 como refugiada política, algunas veces intercambié correos con mi colega y tocaya, sobre todo cuando quería comunicarme con mi primo Vladimiro Roca Antúnez, fallecido el 30 de julio de 2023, y con quien ella estaba en contacto. Mi hijo, el periodista independiente Iván García Quintero tuvo la suerte de conocerla y en varios escritos la mencionó, la última vez en La gente de los derechos humanos en Cuba, publicado el 5 de febrero de 2024:

"Cuarenta y un años después que Ricardo Bofill Pagés y Martha Frayde fundaran el Comité Cubano Pro Derechos Humanos, en el otoño de 2017 conversé con la periodista independiente Tania Díaz Castro en su casa, en el poblado costero de Santa Fe, al oeste de La Habana.

“Yo me integro al Comité en 1987. Bofill contaba que él y su pequeño grupo fundaron el Comité el 28 de enero de 1976, como homenaje al natalicio del Apóstol, en el domicilio de la doctora Martha Frayde, en el Vedado. Por ironías del destino, esta inolvidable y valerosa mujer había sido amiga personal de Fidel. Poco tiempo después, Martha, Bofill, Adolfo Rivero Caro, Elizardo Sánchez, Edmigio López y Enrique Hernández, entre otros fueron a parar largos años a la cárcel, por distintas acusaciones, inventadas, como era y es costumbre del castrismo. Así respondió el 'comandante' a la solicitud de aquellos intelectuales a una revisión de la situación de los derechos humanos en Cuba.

“En un momento dado fui una especie de secretaria de Bofill. En mi casa de Centro Habana recibía una decena de denuncias diarias de personas a las cuales las instituciones del régimen transgredían sus derechos. En 1987, junto a Bofill, Rivero Caro y Samuel Lara, fuimos al hotel Comodoro a reunirnos con una comisión de la ONU, que la dictadura autorizó a visitar Cuba para exponer nuestras denuncias. De forma espontánea, en las afueras del hotel, habían más de mil ciudadanos que se llegaron hasta allí a entregar sus acusaciones, a pesar de que en esos años la represión era feroz”, rememoraba entonces Díaz Castro.

En abril de 2023, el proyecto Casa Palanca, fundado por feministas cubanas, lanzó una campaña de recaudación fondos para mejorar las condiciones de vida y de salud de Tania Díaz Castro, que vivía sola con sus perros y gatos. Agradeció la solidaridad

con este post subido a su Facebook el 24 de agosto de 2023:

"Muchas gracias por sus comentarios que me llegan al alma. Quisiera responder a todos, pero no tengo acceso a internet en Cuba. Es mi hija desde España quién me lee por teléfono todo lo que me escriben y me publica mis notas. Sólo quiero decir que volvería a fundar de nuevo el Partido Pro Derechos Humanos y seguir luchando por la libertad porque ni aún cuando deje esta vida pararé en mi empeño de ver a Cuba por fin libre".

Tania Quintero

domingo, 25 de febrero de 2024

Cuando en Cuba existían asociaciones de propietarios y vecinos

Hoy, que en Cuba vemos los problemas acumularse en forma de montañas de conflictos irresolutos donde, a pesar de la escasez, se reconoce el gran peso que tiene la falta de voluntad política y la deficiente gestión, vienen al recuerdo algunos mecanismos perdidos que daban voz a la sociedad civil y reconocían su capacidad de acción para el desarrollo local.

Extintas con la Revolución, las asociaciones de propietarios y vecinos velaban por el progreso del barrio y eran la voz de quienes lo habitaban. A través de ellas se emitían reclamos al Gobierno y a las compañías pertinentes para solucionar los asuntos que afectaban a la comunidad. Eran también el brazo ejecutor de importantes reformas y el gestor de un diverso programa de actividades que atendía el cuidado del espacio y la calidad de vida de la colectividad. Con ello conseguían valorizar el barrio y por tanto mantener en alto el precio del suelo.

Aún queda el testigo visible en El Vedado, La Víbora o El Sevillano de una pequeña placa fijada en algunas fachadas, como marca de la membresía de la familia a la asociación barrial. Dirigidas por los propios vecinos, la mayoría no contaba con profesionales del área del urbanismo; sin embargo, su junta directiva funcionaba con pleno juicio crítico y compromiso cívico como mediador entre los vecinos y el Estado. Su representatividad legal le permitía gestionar, impulsar e incluso financiar la solución a las necesidades prácticas de la localidad.

De esta forma, las asociaciones de propietarios y vecinos desempeñaron un papel primordial y muy poco reconocido en el proceso de desarrollo urbano, así como en el mantenimiento y mejora de lo construido. Con un interés financiero o no, atendían cuestiones básicas relativas al alumbrado, apertura, ensanche, pavimentación, bacheo y limpieza de las calles, instalación de agua, construcción y ensanche de parques, mantenimiento de las aceras y poda de árboles, entre otros asuntos que a veces coincidían con los reclamos realizados para la ciudad desde distintas publicaciones seriadas de la Escuela de Arquitectura y el Colegio de Arquitectos.

En relación con las funciones públicas insertas en el barrio, la asociación de propietarios y vecinos también promovía, entre otras cosas, el fomento de la educación pública y la realización de conciertos en los parques y eventos deportivos. Todo esto se solicitaba y negociaba directamente con el Gobierno de la ciudad, al que apoyaba con presupuesto gestionado por la propia asociación. Asimismo, velaba por la ejecución de todas las obras públicas y se interesaba porque fueran conformes a las leyes urbanas.

La Asociación de Propietarios y Vecinos de la Playa de Santa Fe (1940), por ejemplo, comenzó asumiendo las funciones competentes al Ayuntamiento (recogida de basuras, trazado y arreglo de calles, gestiones oficiales, etc.); y en la casa de 1ra. no.169 —primero alquilada y luego comprada por la Asociación— realizaba bailes, proyecciones de cine y encuentros de deporte. A partir de 1941, publicó la revista Océano como órgano oficial.

En su misión progresista de impulso y mantenimiento de los repartos, estas asociaciones ocasionalmente se aliaban con otras agrupaciones civiles con intereses afines. Tal fue el caso recogido en la revista Avance, del 12 de octubre de 1943, donde se reprodujo el reclamo dirigido al presidente de la República por la Unión de Comerciantes, Industriales y Profesionales de las Calzadas de Concha y Luyanó, la Asociación de Propietarios de Luyanó y Jesús del Monte, y la Asociación de Propietarios y Vecinos del Reparto La Asunción, para que se solucionara el ambiente de insalubridad ocasionado en dicho reparto por la falta de canalización del arroyo Pastrana, que entonces constituía una prolongación descubierta del alcantarillado de Lawton.

En cierto modo, la estructura asumida para el funcionamiento de estas asociaciones respondía a un modelo complejo e integral que desplegaba sus acciones en todos los frentes. Hacia el sur de La Habana, una de las más importantes era la Asociación de Propietarios y Vecinos de La Víbora, Jesús del Monte y Arroyo Apolo, que agrupaba buena parte del territorio urbanizado. Esta asociación tenía una mesa directiva compuesta por presidente y vicepresidentes, secretario y vicesecretarios, tesorero y vicetesorero, contador y vocales. Concentraba 11 secciones que atendían: 1. Apertura, alineación, rasante y composición de calles; 2. Aceras, cercados, rotulación de calles y numeración de casas; 3. Economía; 4. Beneficencia e instrucción; 5. Sanidad; 6. Seguridad de personas y propiedades; 7. Ornato y festejos; 8. Alumbrado público; 9. Abastecimiento de agua; 10. Arbolado; y 11. Mercados y paseos.

A la membresía se le ofrecían distintas tarifas, de acuerdo con las posibilidades de cada cual. El objetivo era acoger la mayor cantidad de socios posibles y procurar mayores esfuerzos. Su Revista de La Víbora estaba dirigida a los afiliados, y era el portavoz de los avances conseguidos por la Asociación. A la par, realizaba una labor de sensibilización al lector (vecino o propietario), sobre las urgencias de la localidad y la significación de su contribución para el bien común.

La gestión llevada a cabo por estas asociaciones es de meritorio reconocimiento y evocación, pues han quedado como autores anónimos de muchos beneficios que aún hoy mantienen los repartos. Ellas constituyen un importante referente del beneficio que aporta la participación de la sociedad civil en el desarrollo local, la necesidad de su labor y las maneras más eficaces de hacer, impulsar y mantener una comunidad. Cuando cada cual solo responde por su pedacito pero nadie se responsabiliza por el conjunto, salta a la vista la gravedad de la desarticulación de este tipo de instituciones, la mala gestión de la propiedad y del espacio urbano, y la falta de un agente local que aúne fuerzas y vele por lo que urge en cada sitio.

Yaneli Leal
Diario de Cuba, 26 de noviembre de 2023.
Foto: Una cuadra del Reparto Sevillano, en el municipio habanero de Diez de Octubre. Tomada de Diario de Cuba.

domingo, 18 de febrero de 2024

Recordando a Newton Briones Montoto

El viernes 29 de diciembre de 2023 murió en La Habana Newton Briones Montoto. Falleció después de cuatro días de extrema gravedad luego de una pelea con criminales cuya razón no ha sido aclarada.

Su hija Marnia Briones publicó un texto en Facebook en el que puede leerse: "…mi padre no fue asesinado, ni lo asaltaron ni fue un ataque del enemigo. Fue un lamentable homicidio producto de una pelea, que aún no se sabe qué la ocasionó, ni cómo alguien puede pelear con una persona de 82 años hasta llevarla al estado en que él quedó, un coma profundo por cuatro días". Esa explicación es lo más esclarecedor que hemos tenido. Con el fallecimiento de Newton he perdido a un amigo y todos hemos perdido a un intelectual para el que faltar a la verdad no era una variable metodológica.

Newton Briones Montoto era hijo de Newton Briones Fernández, médico, revolucionario de los años 30 del siglo XX y amigo de Antonio Guiteras, de cuya organización La Joven Cuba fue jefe de Acción. Su hermano Antonio Briones Montoto murió como miembro de una expedición castrista que intentó invadir Venezuela en 1967. Newton fue 28 años miembro del Ministerio del Interior (MININT), de donde lo jubilaron a los 50 años, en 1989.

Nunca conversamos de sus años en el MININT. Me le acerqué en 2016 como periodista de DIARIO DE CUBA, un medio perseguido por el castrismo, y me dio una entrevista sin titubeos. Los que hacemos periodismo en Cuba sabemos que el titubeo, o el miedo, son de los obstáculos mayores que encontramos en nuestro trabajo. Después mantuvimos la amistad con encuentros periódicos que se interrumpieron durante el Covid-19, pero seguíamos comunicándonos por correo electrónico, que él revisaba varias veces al día. El 7 de diciembre de 2023 fue nuestro último encuentro, quiso la suerte que ese día, con su consentimiento, yo grabara nuestra charla.

Newton escribió libros imprescindibles sobre la Historia de Cuba del siglo XX —especialmente la que se extiende del Gobierno de Gerardo Machado a los primeros años posteriores a 1959—, destacados por su capacidad narrativa y por el aprovechamiento que hizo de la entrevista a prominentes figuras de la época.

Entre esos libros están Aquella decisión callada (Ciencias Sociales, La Habana, 1998), que aborda la figura de Antonio Guiteras; General Regreso (Ciencias Sociales, La Habana, 2005), sobre el Gobierno de Carlos Prío Socarrás, periodo en el que murió Eduardo Chibás y cuya conclusión fue precipitada por el golpe de Estado que elevó a Batista a presidente del país; Esperanzas y desilusiones (Ciencias Sociales, La Habana, 2008), que se centra en los últimos días del Gobierno de Machado y el Gobierno de los Cien Días. Además, Newton es autor de la entrevista Una hija reivindica a su padre (Ruth Casa Editorial, La Habana), en la que aborda la figura del comunista César Vilar, relegada por la historia, a través de una entrevista a su hija Rita Vilar; Dinero maldito (Ruth, Casa Editorial, La Habana), una novela que recrea con elementos de ficción un hecho real, el robo a un banco en La Habana en 1948; y Víctima o culpable, la delación de Humboldt 7 (Ruth Casa Editorial, La Habana), sobre el juicio contra Marcos Rodríguez, "Marquitos", acusado de la delación que llevó a la muerte a cuatro asaltantes al Palacio Presidencial en abril de 1957, y cuyo juicio y fusilamiento, en 1964, son dos de los episodios más polémicos del siglo XX cubano.

No conocía yo la mayor parte de su obra en 2016, cuando me le acerqué para entrevistarlo, el resultado de aquel primer encuentro apareció el 4 de septiembre de aquel año, titulado "Una cabalgata por la hegemonía". Mi acercamiento se debía a dos artículos suyos aparecidos en la revista Espacio Laical: "Justicia al Profeta" (No. 1/2013) y "Diálogo o monólogo" (No. 3/2014).

"Profeta" es el apodo con el que Cuba mostró su devoción por Ramón Grau San Martín, y en el primero de esos artículos Briones exaltaba su figura pública e intelectual, así como algo que le fascinó siempre del fundador del autenticismo: la decisión de quedarse en Cuba después de 1959, cuando la mayor parte de la clase política republicana partió al exilio. Esa decisión le admiraba sobremanera. Saltaba siempre en nuestras conversaciones y era de sus argumentos más sólidos en favor del expresidente.

En nuestra última charla, el 7 de diciembre de 2023. se lamentó de no haberle preguntado a Segundo Curti Messina detalles sobre aquella decisión de ambos de permanecer en Cuba. Segundo Curti fue un miembro relevante de los gobiernos auténticos y amigo personal de Grau. Como el expresidente, permaneció en Cuba hasta su muerte en el año 2000. Para Briones Montoto debió haber alguna conversación entre ellos, Grau debió tener presente que la carrera política de Fidel Castro comenzó en los años de su presidencia, y que salir de Cuba liberaría el camino a una versión de los hechos manejada por sus antagonistas de entonces. "Grau no se va por no dejarle el espacio a Fidel", concluyó Newton Briones en aquella conversación al preguntarle yo cuál era su idea sobre esa determinación de Grau.

Sus artículos de Espacio Laical tienen la virtud de que los redactó de vuelta de los años de trabajo que le permitieron publicar sus libros, con un mayor conocimiento y madurez en su análisis. Lo afirma en "Diálogo o monólogo", escrito a propósito de las reacciones favorables y contrarias a "Justicia al profeta". Describe allí una reunión en la que Grau evita que Guiteras eliminara a Batista el 3 de noviembre de 1933, y alude a las críticas arrojadas sobre el expresidente por no haber consentido el atentado. "Debo admitir —añade—, que yo también pensé igual cuando escribí Aquella decisión callada, donde está narrado ese pasaje. Consideraba un error no haberlo ajusticiado. El tiempo me hizo variar de opinión; los mismos ojos no ven igual a los 30 que a los 60. Aunque en realidad uno no ve con los ojos sino con la cabeza. También deben de haber intervenido en la reconsideración otros factores: un mayor conocimiento de la política y un mejor juicio acerca de la cultura de los cubanos, donde el autoritarismo y la ausencia de diálogo están entre los patrones asumidos."

Otros artículos publicados en Espacio Laical fueron "La muerte de Jesús Menéndez, una historia mal contada" (2/2016), donde Newton aviva una versión de la muerte del líder azucarero, acaecida en enero de 1948, distinta a la promovida oficialmente. Según la historia al uso, el matador de Menéndez, el capitán del Ejército Joaquín Casillas Lumpuy, le habría disparado por la espalda estando él desarmado. Valiéndose de datos de la época y documentos, Newton afirma que Jesús Menéndez fue el primero en disparar, hiriendo al oficial que acompañaba a Lumpuy, y que ninguna de las tres balas que le provocaron la muerte entró por su espalda. (También relacionado con ese tema: Briones Montoto en la picota de Trabajadores, publicado en 2017 en CubaNet).

Con "El crimen de Humboldt 7" (Nos. 3-4 de 2017) el autor se involucra en la causa seguida contra Marcos Rodríguez Alfonso, "Marquitos". Quien leyera los artículos precedentes de Newton podría pensar que el autor es anticomunista, por su denuncia decidida de los crímenes, las incongruencias y deslealtades de los comunistas cubanos. En este artículo, sin embargo, Newton Briones Montoto desconoce las acusaciones hechas contra Joaquín Ordoqui, líder comunista de oscura historia, respecto de su responsabilidad en la protección de Marquitos y en la delación misma de los asaltantes escondidos en la calle Humboldt. En "El asesinato de Aracelio Iglesias: acercándonos a la verdad" (No. 2 de 2018), Newton defiende a Carlos Prío Socarrás, presidente recién estrenado en el momento del crimen, de las acusaciones que lo responsabilizan con la agresión.

La importancia de los artículos de Newton Briones Montoto en la revista Espacio Laical, así como el conjunto de artículos que en la misma revista comentaron o contrariaron las aseveraciones del autor, algunos de ellos de notables activistas e intelectuales como Vladimiro Roca Antúnez y Tato Quiñones, ameritarían que el Centro Cultural Padre Félix Varela, sede de la publicación, los compendiara todos en un libro. Máxime cuando su editor y jefe de redacción es otro investigador acucioso, Jorge Domingo Cuadriello.

Newton denunció la falta de escrúpulos de Eduardo Chibás, líder del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), en su afán por llegar a presidente. Ese rasgo de su obra, quizás el que más removió los cimientos de la historia oficial, contradecía la leyenda sobre la integridad del líder ortodoxo y la autenticidad de sus denuncias contra los gobiernos de Ramón Grau San Martín y Carlos Prío.

En la entrevista que le hiciera en 2016 me comentó, al hacer una breve descripción de sus libros: "El tercero que yo hice fue un libro que habla de la gente que quedó viva. O sea, Guiteras había muerto, pero habían quedado Chibás, Batista y Carlos Prío. De ahí sale General Regreso. Por ese libro es por el que yo —sin tener animadversión contra Chibás, todo lo contrario, casi estaba más a su favor que de Grau San Martín—, empiezo a buscar las pruebas que Chibás decía que tenía y encuentro que Chibás era un mentiroso absoluto y total. El libro ganó el Premio de la Crítica del año, la gente considera que es mi obra cumbre, lo que dejo a tu criterio."

En nuestro último encuentro me comentó: "Chibás es alguien con una característica muy especial, es un político que está buscando la oportunidad para que su imagen crezca y salir presidente. Ese era Eduardo Chibás, cosa que no era Grau." No dejamos de hablar de Grau entonces, compartíamos la simpatía por el estadista. "Grau es un tipo peculiar —me dijo—, pero honrado; no es la caricatura que lograron fabricar Eduardo Chibás y algunos errores cometidos por el propio Grau. Pero no robó. A Grau lo fueron a ver, yo me imagino que lo fueron a ver para preguntarle si se iba, y Grau dijo: 'No, yo hice como Cortés. No quemé las naves, yo quemé las maletas. Y están equivocados, aquí no hay que espantar la mula, aquí lo que hay que espantar es el caballo'. Publicado en esa época… Es un tipo fuera de serie".

"Caballo" fue uno de los apodos de Fidel Castro a lo largo de su carrera política. La agudeza mental y su fina ironía fueron dos virtudes reconocidas en la vida pública de Ramón Grau San Martín. Otra anécdota narrada por Newton evidencia las reservas que Grau despertaba, anciano ya, a las autoridades castristas. La residencia del expresidente en Quinta Avenida y calle 14, en el barrio de Miramar, tenía al frente la primera oficina de la Seguridad del Estado, sede actual del Memorial de la Denuncia, una institución pública equipada con enorme sofisticación para el autobombo de los órganos represivos castristas. A Grau San Martín lo sacaban a andar por la avenida y oficiales de la unidad se aproximaban a conversar con él. Los mandos superiores, enterados de la afabilidad, prohibieron a sus subordinados el trato con el expresidente. A mí pregunta de si él estuvo entre los oficiales que se le aproximaban, Newton me comentó que no, que él nunca vio a Grau, que su aprecio por él fue el resultado de su investigación.

Hubo un detalle en nuestro último encuentro que adquiere con su muerte mayor significación. Al aludir a las dificultades de la entrevista en la investigación histórica, a propósito de sus encuentros con Segundo Curti, que llegó a ser su amigo personal, Newton me dijo: "Que tú me conozcas ahora es una cosa, pero que tú sepas qué preguntarme es otra. Entonces, a pesar de tener buenas relaciones con él, y él estar dispuesto a hablar, yo no sabía qué preguntarle y hubo preguntas que no le hice y perdí la oportunidad de hacerlas para siempre."

Mientras me decía eso, yo asentía consciente de que mi interlocutor y amigo era una fuente de conocimientos a la que me quedaban muchas preguntas para hacer. Ignoraba que era aquella mi última "oportunidad de hacerlas para siempre".

Texto y foto: Boris González Arenas
Diario de Cuba, 9 de enero de 2024.

NOTAS AL MARGEN DE TANIA QUINTERO
El domingo 2 de enero de 2022, por Hotmail, recibí este correo de Newton Briones Montoto:

Hola, Tania. Aunque somos cubanos, no nos conocemos y quisiera tener la posibilidad de poder preguntarte algo. Antes, debo decirte algo sobre mí. Escribo sobre los periodos que van de 1925 hasta 1959. En Google puede saber más sobre mí. Mi interés es saber, dados tus conocimientos sobre el PSP, dos hechos. Uno sobre la muerte de Jesús Menéndez, en la Revista Espacio Laical, lo podrás encontrar. En el artículo describo que quien primero disparo fue Jesús y no Casillas como se ha dicho. La otra pregunta tiene que ver con el libro de Blas Roca, "Los fundamentos del Socialismo", según he conocido el libro se lo dedicó a Batista. No te robo más tiempo y espero tu repuesta. Un saludo, Newton Briones.

Mi respuesta, el lunes 3 de enero:

Hola, Newton. Es cierto, no nos conocemos personalmente, pero yo conozco y he leido tus escritos. Uno de ellos, sobre la muerte de Jesús Menéndez, fue respondido por mi primo Pepe, como le decimos a Vladimiro Roca Antúnez. Aunque era una niña, fui con mi madre al multitudinario entierro de Jesús en el Cementerio de Colón (mi padre, José Manuel Quintero era guardaespaldas de Blas Roca). En mi infancia conocí a Jesús, su mujer y sus hijos, pero los detalles sobre el día que lo mataron, si él o Casillas disparó primero, los desconozco. También desconozco ese dato, de que Blas, quien además de ser la persona a quien mi padre cuidaba, era el esposo de mi tía Dulce María Antúnez Aragón, hermana de mi madre Carmen, le dedicó a Batista su libro Los fundamentos del socialismo en Cuba. Pero no lo dudo, pues en esa época los comunistas mantuvieron buenas relaciones con el hombre que el 10 de marzo de 1952 daría un Golpe de Estado. De agosto de 1959 a febrero o marzo de 1961 trabajé como mecanógrafa en el Comité Nacional del PSP, en Carlos III y Marqués González, y entre otros muchos textos que entonces mecanografié se encontraba la única reedición del libro Los fundamentos del socialismo en Cuba. Por mi correo de Gmail te voy a enviar lo que escribí acerca de aquellos diecinueve meses que trabajé con los líderes del PSP, también sobre mis tíos Dulce y Blas. Escritos que probablemente no gusten o no interesen a los enemigos o no simpatizantes de los viejos comunistas, pero en el caso de Blas, él fue parte de mi familia materna, de mi niñez, de mi vida laboral, primero como mecanógrafa y después como periodista, al igual que Juan Marinello, con quien volví a coincidir y trabajar a mediados de los 70 en el Movimiento Cubano por la Paz. Saludos y los mejores deseos para 2022, Tania Quintero

Cuatro años antes, el 12 de marzo de 2018, Teresita Ordoqui, hija de Joaquín Ordoqui, me había escrito lo siguiente:

Mi querida Tania, como sabes, he tenido que enfrentar muchas veces la infamia que se ha tejido alrededor de la figura de mi padre y es este punto uno de los que ha sido más distorsionado . Como creo que este artículo aclara el punto que conozco de primera mano, te lo envío para ver si lo publicas en tu blog. Un abrazo muy fuerte, Tereo

El artículo, escrito por Newton Briones Montoto, lo publiqué en dos partes en mi blog. en mayo de 2018: El crimen de Humboldt 8 (I) y El crimen de Humboldt 7 (II). Cuando en enero de 2022 le envié esos dos links, me respondió: "Gracias por el trabajo de publicar algo mío en tu blog. Newton".

domingo, 11 de febrero de 2024

¿Cómo sería Cuba hoy sin los años de peste castrista?

La pregunta del título es inevitable entre los cubanos, de dentro y fuera de la Isla, al hacer su entrada en escena el nuevo año 2024, algo que desde mediados del siglo XX viene de la mano del recuerdo de la peste, no negra o bubónica, sino verde-olivo-castrista, que prácticamente acabó con Cuba.

Como vimos en el artículo anterior, al hacer Fidel Castro su entrada triunfal a La Habana el 8 de enero de 1959 -un jefe guerrillero que no combatió y permaneció refugiado toda la guerra en la Sierra Maestra bien acompañado por una mujer-, Cuba vivía el mayor boom económico de su historia.

En los seis años y nueve meses de la dictadura batistiana no hubo libertades políticas y se pisoteaban los derechos humanos, pero las libertades económicas permanecieron intactas y Cuba tuvo un auge inédito en la inversión de capitales privados cubanos y extranjeros. Y también de inversión del Gobierno. En la infraestructura vial del país y en la construcción de obras monumentales como el conjunto de edificios públicos de la Plaza Cívica, que con 72.000 metros cuadrados es una de las más grandes del mundo. Así como el Coliseo de la Ciudad Deportiva y otras muchas.

Con aquel vertiginoso impulso, iniciado luego de finalizar la Segunda Guerra Mundial, Cuba avanzaba con un ritmo firme que le estaba permitiendo acercarse al llamado Primer Mundo, el conjunto de países con mayor desarrollo socioeconómico.

Pero como infelizmente dice la canción que nunca debió componer Carlos Puebla, "llegó el comandante y mandó a parar". ¡Y de qué manera! De país enrumbado al mundo desarrollado, Cuba se convirtió en el más atrasado y pobre del hemisferio occidental, si se excluye a Haití. Como soñar no lo puede prohibir ninguna tiranía, al cumplirse ahora 65 años de caerle encima a los cubanos la peste castrista lancemos al vuelo la imaginación para visualizar a grandes rasgos cómo sería hoy Cuba, si no hubiese sido destrozada por la "revolución cubana".

Comenzaré con lo que creo sería uno de los mayores deseos en este jugar a soñar con los ojos abiertos: no colas interminables, no hambre, no falta de transporte, de medicinas. ¡Ni de nada! No PCC, UJC, ni CTC antiobrera. No diario Granma, CDR, Mesa Redonda en la TV. No esbirros, chivatos, brigadas de respuesta rápida. No propaganda mentirosa e idiota, ni presidio político, palizas en la calle por motivos políticos. No libreta de abastecimientos. No falta de libertades y derechos ciudadanos.

Ya en pleno sueño podemos suponer, conservadoramente, que con inversiones extranjeras y cubanas por 350.000 millones de dólares en estos 65 años, Cuba estaría hoy ya muy cerca del Primer Mundo, o quizás ya dentro. Y digo conservadoramente porque en 1958 el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile y de Cuba era aproximadamente del mismo tamaño, y ese país sudamericano en solo en 2022 recibió inversiones directas extranjeras por 20.212 millones de dólares.

Por razones geográficas, y por pura lógica, lo más probable es que la economía cubana en la práctica estaría ensamblada con la del vecino gigante estadounidense mediante acuerdos de integración comercial-industrial posiblemente más abarcadores que el actual T-MEC entre EEUU, México y Canadá.

Estar físicamente tan cerca de la mayor potencia económica mundial es una privilegiada ventaja de Cuba, como la tienen Canadá y México. Hoy habría tal trasiego económico, comercial, turístico, y tecnológico entre la gran potencia mundial y la Isla que tal vez estaría ya construido un puente flotante, o sólido, entre Cayo Hueso y algún punto cercano a La Habana.

Las exportaciones cubanas de bienes y de servicios de verdad (no de esclavos de bata blanca) hoy podrían andar por los 80.000 millones de dólares, 38 veces los 2.100 millones de 2022. Chile el año pasado exportó bienes y servicios por valor de 97.000 millones de dólares. Probablemente Cuba sería el segundo mayor polo turístico de América Latina, luego de México (38 millones de visitantes en 2022), con unos 15 millones de turistas anuales o más, que aportarían unos 20.000 millones de dólares.

Eso sería casi el doble de los ocho millones visitantes recibidos en 2022 por República Dominicana, o los siete millones de Bahamas, y mucho más que los 4,3 millones de Colombia, los 3,6 millones de Brasil, los 2,3 millones de Uruguay y los 2,4 millones de visitantes de Costa Rica, que fueron los mayores receptores turísticos de la región, según la Organización Mundial del Turismo.

En las playas cubanas habría resorts tan espectaculares como los de Florida, México, Bahamas y las Bermudas. Habría grandes terminales de cruceros. En general habría aeropuertos modernos, autopistas, trenes rápidos a lo largo de toda la Isla. La Habana tendría un megapuerto de categoría mundial en el Mariel, como centro neurálgico de transporte y transbordo mercante entre Sudamérica y Centroamérica con Norteamérica.

Sin "revolución" Cuba no habría perdido tan enorme cantidad de capital humano y know-how. Estarían en la Isla varios millones de cubanos más, entre los que han emigrado, sus hijos y nietos. No tendrían por qué haberse ido de su país natal, que antes de 1959 era un imán para atraer inmigrantes desde todas partes del mundo. En total, Cuba atrajo a unos dos millones de inmigrantes desde 1902. En diciembre de 1958 el Ministerio de Estado (Relaciones Exteriores) batistiano tenía pendiente de aprobación la solicitud de 12.000 italianos que, con dictadura y todo, querían emigrar a Cuba.

La Isla tendría hoy unos 17 millones de habitantes (Chile tenía en 1958 aproximadamente la misma población que Cuba y hoy tiene 19,5 millones de habitantes). La fuerza laboral contaría con cuatro o cinco millones más de cubanos produciendo eficientemente, y consumiendo. El PIB podría ser al menos seis o siete veces superior al actual, con un per cápita de los más altos de Latinoamérica, y no el más bajo, como hoy, si se excluye a Haití.

Si La Habana en los años 50 ya era un centro financiero de envergadura, hoy con más razón podría ser el Hong Kong o el Singapur del Caribe y Centroamérica, y tan importante como el de otras grandes capitales de Latinoamérica. La Bolsa de Valores, cuyo edificio frente al Malecón quedó sin terminar en 1958 y fue convertido luego en el Hospital Hermanos Ameijeiras, sería una de las más importantes de la región.

En 65 años se habrían elegido otros 15 presidentes de la República, que sumados a los ocho anteriores (Estrada Palma, Gómez, Menocal, Zayas, Machado, el propio Batista en 1940, Grau, y Prío) serían ya 23 los presidentes cubanos electos en las urnas desde 1902. ¿Que habría pobres, crímenes y droga? Sí, pero a quien haga esa pregunta izquierdosa hay que decirle que hoy con la "revolución" y el "hombre nuevo" hay en Cuba infinitamente más pobres y desamparados, más prostitución y crímenes (este año 2023 se cometieron casi 90 salvajes feminicidios), robos con violencia, y más drogas que en nunca antes en desde los tiempos de Diego Velázquez.

La Habana, que hoy suelta los pedazos, oscura, triste y apestosa, sería la fabulosa ciudad de siempre, una de las más seductoras, famosas y bellas del mundo. Con su célebre vida nocturna, deslumbrantes tiendas y malls, empinados rascacielos, anchas avenidas y líneas férreas por sobre la ciudad, y extendida ya la urbe extendida hacia el oeste más allá de Santa Fe, y hacia el este por la costa con cientos de edificios nuevos y hoteles hasta las inmediaciones de Playa Jibacoa, a 55 kilómetros del centro de La Habana.

Y basta por hoy. Calderón de la Barca decía: "los sueños, sueños son". Cierto, pero también lo es que muchos se pueden hacer realidad. Ojalá en 2024 termine la peste comunista y todos estos sueños cubanos al fin devengan realidad.

Roberto Álvarez Quiñones
Diario de Cuba, 1 de enero de 2024.
Foto: Vista actual de la bahía de La Habana. Tomada de Diario de Cuba.